La neuroplasticidad es la posibilidad que tiene el cerebro para adaptarse a los cambios o funcionar de otro modo modificando las rutas que conectan a las neuronas. Esto genera efectos en el funcionamiento de los circuitos neurales y en la organización del cerebro.
La neuroplasticidad positiva crea y amplia las redes, la negativa elimina aquellas que no se utilizan. La neuroplasticidad puede dividirse por sus efectos en cuatro tipos:
Neuroplasticidad reactiva: para resolver cambios ambientales de corta duración.
Neuroplasticidad Adaptativa: modificación estable de una ruta de conexiones que se genera con la memoria y el aprendizaje.
Neuroplasticidad reconstrutiva: recupera parcial o totalmente las funciones perdidas.
Neuroplasticidad evolutiva: proceso de maduración en virtud del cual los patrones de conexión son modificados por la influencia ambiental predominante.
Una persona estimulada por la percepción desarrolla más conexiones que otra
menos receptiva. Entonces, el saber, el conocimiento, crea estas conexiones, y ocupa
espacio: hace crecer el volumen del cerebro.
Las neuronas son estructuras muy especializadas, resistentes al cambio, integradas en redes distribuidas que experimentan cambios dinámicos a lo largo de la vida. Estos cambios en la conectividad funcional de redes neurales pueden seguirse de cambios estructurales más estables. Por lo tanto, el cerebro está continuamente sometido a una remodelación plástica.
La plasticidad no es un estado ocasional del sistema nervioso, sino el estado de normalidad del sistema nervioso durante toda la vida. No es posible comprender el funcionamiento psicológico normal, ni las manifestaciones o consecuencias de la enfermedad, sin considerar el concepto de plasticidad cerebral.
El reto es comprender los mecanismos y las consecuencias de la plasticidad para modularlos, suprimiendo unos y potenciando otros, a fin de promover cambios adaptativos en el cerebro de cada individuo. El comportamiento, la neuroestimulación y las intervenciones dirigidas con neurofármacos pueden modular la plasticidad y promover resultados deseables para cada individuo.
La plasticidad no es un estado ocasional del sistema nervioso, sino el estado de normalidad del sistema nervioso durante toda la vida. No es posible comprender el funcionamiento psicológico normal, ni las manifestaciones o consecuencias de la enfermedad, sin considerar el concepto de plasticidad cerebral.
El reto es comprender los mecanismos y las consecuencias de la plasticidad para modularlos, suprimiendo unos y potenciando otros, a fin de promover cambios adaptativos en el cerebro de cada individuo. El comportamiento, la neuroestimulación y las intervenciones dirigidas con neurofármacos pueden modular la plasticidad y promover resultados deseables para cada individuo.
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